
Ya hemos hablado anteriormente de la importancia decisiva que tiene la
venta por impulso en el
volumen de negocio de las empresas. La clave de este comportamiento de los usuarios reside en
ponerles el caramelo en la boca, como se dice popularmente. Así, presentar los productos que haya que potenciar
de modo atractivo y perceptible es vital para promover estas compras no planeadas. Los expositores refrigerados adquieren un papel destacado a la hora de otorgar visibilidad a los artículos.
En
Igloo Refrigeración contamos con una amplia gama de expositores y vitrinas refrigeradas a disposición de nuestros clientes para que encuentren los equipos que mejor se adapten a sus necesidades. Y es que existen
diferentes modelos de expositores para acoger la extensísima lista de productos que pueden albergar. Las vitrinas abiertas por la
parte frontal son las más utilizadas, puesto que permiten a los consumidores ver los artículos de manera inmediata.
Si quiere
incentivar la venta por impulso en su establecimiento comercial, nada mejor que situar expositores de este tipo junto a las cajas. De este modo, los usuarios fijarán sus miradas en ellos mientras esperan a que el personal de la tienda les cobre. Los compradores dispondrán de un
tiempo escaso para decidir si realmente les hacen falta o no esos productos. Y, por impulso, hay muchas probabilidades de que los depositen en el carro de compra.
Otros puntos interesantes para colocar los
expositores refrigerados son los cabeceros de los lineales. Se trata de lugares destacados que centran la atención de los compradores. Colocar los expositores con productos
junto a artículos de primera necesidad que estén relacionados es otra estrategia efectiva. Por ejemplo, situar un expositor con bebidas al lado de los aperitivos. Al comprar el producto que necesita, el cliente seguirá la tendencia de adquirir el segundo artículo, aunque no esté en su lista de la compra.
Cambiar la ubicación de los expositores refrigerados también favorece la venta por impulso. ¿El motivo? Porque se obliga a los consumidores a alterar sus rutas y a
recorrer así todo el supermercado, con lo que las posibilidades de venta se incrementan. Con estos cambios, se sorprende a los compradores, en especial, a los habituales, que ya conocen la ubicación normal de los productos.